Este grabado corresponde a una de las ilustraciones  elaboradas para el libro “Der  Weisskuning” ("El Rey Blanco", cap.19, lám. 18), también conocido  como La vida y reinado del emperador  Maximiliano I, obra que, al menos, contó con la colaboración de cuatro  artistas: Leonard Beck, Hans Schäuffelein, Hans Springinklee y Hans Burgkmair, responsable  de 121 estampas de un total de 236 con las que cuenta este libro.      
        
El texto fue escrito por el secretario imperial Melchior  Pfinzing y por el canciller Marx Treitzsaurwein siguiendo los dictados del propio  emperador. El libro tiene una clara intención propagandística y sigue un estilo  alegórico al identificar a Maximiliano como El Rey Blanco con claras  correlaciones simbólicas entre el color blanco y la sabiduría, por un lado, y,  por otro, el arnés blanco que el emperador Maximiliano I llevaba en torneos y  batallas. La obra se articula en tres partes: la primera, trata de los  anteriores gobernantes Habsburgo; la segunda, el nacimiento y primeros años de  vida de Maximiliano hasta su matrimonio con Maria de Borgoña; y la tercera parte  trata de su gobierno. En dicho relato, el emperador fusionó la épica medieval y  la nueva mentalidad renacentista presentándose a sí mismo como un gobernante no  sólo diestro en la política y en la burocracia sino también en la protección de  las artes.      
        
Pero varias circunstancias obligaron a que tan magna obra no  viera la luz hasta el siglo XVIII. En primer lugar, a la muerte de Maximiliano  I (1519) aún estaba inconclusa. También el manuscrito desapareció y no fue  redescubierto hasta 1665 en el castillo de Ambras; asimismo, los tacos de  madera -tallados en las dos primeras décadas del siglo XVI- y las pruebas de impresión  permanecieron inéditos hasta que fueron hallados por Adam Bartsch en 1775,  fecha en que se realizó la primera edición completa en Viena a cargo de Joseph Kurzböck.      
        
A pesar de la intención propagandística, las ilustraciones de Der Weisskunig proporcionan una  información valiosa e interesante de las formas de vida a finales de la Edad  Media y principios del Renacimiento: la Corte, los vestidos, el mobiliario, la  decoración, el armamento, la arquitectura, etc. Así, en la estampa que  presentamos vemos un interior palaciego presidido por una lámpara en forma de  esfinge. El Rey Blanco, sobre una mesa cubierta con un tapete, aparece  escribiendo, posiblemente, despachando asuntos de Estado. La firma de Burgkmair  se desvela en este paño con las iniciales “HB” repetidas a lo largo de la  cenefa del paño. La condición regia del personaje queda remarcada por la corona  y por unas ricas colgaduras de terciopelo dispuestas a modo de palio o dosel donde  destaca una gran flor de cardo, símbolo de un corazón noble. Observando en  silencio, varios personajes cortesanos ataviados con zamarros o pellizas abiertas,  con de pieles de armiño y marta al cuello, zapatos de pico de pato y algún sombrero  vuelto de fieltro o “barett” alemán. Al pie de la mesa se agazapa un perrillo faldero  de abundante pelaje y mirada desconfiada. Como es bien sabido, el perro es  símbolo de fidelidad pero aquí la presencia de un perro faldero contribuye, aún  más si cabe, a acentuar la condición áulica y ambiente cortesano al ser  animales sin utilidad práctica (caza o vigilancia) a los que se dispensaba los  mejores cuidados.      
        
Fernando Ramos González